Para entender qué tan importantes son las interjecciones y por qué usted las usa de manera subconsciente con tanta frecuencia, es útil conocer el papel que cumplen. Probablemente las coloca en sus conversaciones (¡a un ritmo de una cada 12 segundos aproximadamente!) sin pensarlo demasiado, aunque son de los enunciados más impactantes. Pero, ¿qué hacen realmente?
¿Qué son las interjecciones?
Las interjecciones son fragmentos breves del habla que, por sí mismos, están separados de cualquier oración que los rodee. Aparecen en la conversación rápidamente y no requieren contexto adicional. Algunos ejemplos comunes incluyen:
- Oh
- Wow
- Um
- Uh huh
- Hmm
- Aww
Al leer incluso esta lista sencilla, usted probablemente ya puede imaginar lo que estas interjecciones aportan a una conversación. “Aww” podría hacerle pensar en algo tierno o quizá en algo desafortunado. A pesar de esto, “aww” en sí no tiene significado como palabra. Entonces, ¿por qué utilizamos tan fácil y frecuentemente estos fragmentos “sin sentido” del lenguaje?
Resulta que las interjecciones son uno de los pilares que hacen que el lenguaje funcione.
Las funciones reales de las interjecciones
Las interjecciones son más que simples sonidos; son como un director de orquesta, indicando cuándo empezar y parar, cómo cambiar, cuándo guardar silencio y cuándo hacer ruido. En una conversación, estas piezas de lenguaje cumplen tres funciones primarias y subconscientes:
Como mecanismos de reparación
En lingüística, una herramienta de reparación (o mecanismo de reparación) es un medio para corregirse a uno mismo o a otra persona que habla. Por ejemplo, seguramente usted ha escuchado a alguien decir algo parecido a:
“¿Qué quiere tu sobr- eh… sobrina para Navidad?”
El “eh” en este enunciado interrumpe un elemento incorrecto de la oración. La persona empezó por error a usar “sobrino” cuando “sobrina” era lo correcto y pudo usar “eh” para reparar el error a mitad de la frase.
Esto también funciona para el oyente:
“¿Ya hablaste con la novia de Alejandro en-”
“Eh…?”
“Cierto; ¿ya hablaste con Mariana?”
Es probable que el oyente esté señalando un error contextual en la conversación; parece que Mariana y Alejandro terminaron, así que llamarla “la novia de Alejandro” fue un error. Sin embargo, resulta mucho más natural para el oyente usar una interjección que decir directamente: “¿Olvidaste? Ellos ya terminaron.” También es más rápido y permite que la conversación continúe con fluidez.
Como motores de continuidad
Las conversaciones normalmente avanzan en un proceso de alternancia de turnos. Sin embargo, cuando una persona ha estado hablando por un tiempo, este proceso puede volverse menos claro. Las interjecciones son una parte esencial para negociar quién habla, quién participa y si es necesario ajustar el flujo de la conversación.
Considere las diferencias que puede tener una interjección en el siguiente escenario:
“La economía ha estado muy impredecible últimamente, y estaba pensando que podría ser un buen momento para solicitar un crédito hipotecario.”
“Mmm-hmm.”
Compárelo con:
“La economía ha estado muy impredecible últimamente, y estaba pensando que podría ser un buen momento para solicitar un crédito hipotecario.”
“Sí.”
En el primer ejemplo, el sonido “mmm-hmm” se puede hacer con la boca cerrada, señalando de manera más clara que la persona escucha pero no planea contribuir. En otras palabras, es un permiso tácito para que el hablante continúe.
Por el contrario, “sí” es una palabra hablada que indica que el oyente tal vez quiera intervenir y agregar información (por ejemplo: “Sí, nosotros pedimos un crédito hipotecario y qué alivio que lo hicimos”). Esto pide sutilmente permiso para pasar la conversación a otra persona, y las interjecciones seguirán apareciendo como permisos no articulados para ajustar el rumbo, cambiar de hablante y señalar el final del intercambio.
Como señales ilocutivas
En lingüística, un acto ilocutivo es una forma de discurso que provoca una respuesta sin declararla explícitamente. Por ejemplo, decir: “¡Wow, qué frío hace aquí!” no es solo una afirmación; puede ser una petición implícita para que alguien suba la calefacción.
Las interjecciones pueden cumplir funciones ilocutivas de maneras muy simples sin interrumpir la conversación. La gente las usa todo el tiempo para facilitar un diálogo más rápido, y usted probablemente también lo hace (mucho más seguido de lo que imagina).
“Mi mamá dijo que vio un alce el otro día.”
“¡Wow!”
“¿Verdad? Yo no creí que vivieran por aquí.”
La interjección “wow” es sin duda una marca de respuesta emocional, pero también es una invitación a continuar la historia. La falta de una respuesta interjectiva podría dejar al hablante pensando que el oyente no está interesado, cortando la historia.
De hecho, los estudios muestran que esto es exactamente lo que sucede cuando las interjecciones desaparecen. Se pidió a grupos de participantes que escucharan una historia de manera normal, y llenaron los espacios de forma natural con los típicos “ajá”, asentimientos y formas similares de reconocimiento. Sin embargo, sin que el hablante lo supiera, a un grupo se le pidió que contara cuántas palabras decía el narrador que empezaban con la letra T. Como resultado, estaban tan enfocados en esa tarea que casi siempre olvidaban interjectar.
¿Qué pasó? ¡El hablante no contó su historia tan bien! Estudios como este demuestran que las interjecciones son esenciales para ambas partes para entender el desarrollo de la conversación y hacer ajustes, y esta dinámica de doble vía dicta cómo avanza el diálogo. El empuje y jalón gradual de las fuerzas interjectivas es lo que hace que el lenguaje fluya, y por eso incluso hablantes muy avanzados de un segundo idioma a veces luchan por sonar nativos en otra lengua.
¿Otras lenguas usan interjecciones?
¡Por supuesto! Se han encontrado interjecciones en una gran cantidad de lenguas estudiadas, y no hay razón para pensar que no existan en aquellas que no se han analizado todavía. Al observar un grupo de muestra de 31 idiomas, cada uno tenía un equivalente de “eh” para reparar o crear tiempo para pensar durante un enunciado.
Algunos ejemplos de interjecciones en otros idiomas incluyen:
- Eeto: “eh” (japonés)
- Nàge: “eh” (mandarín)
- Quoi: “¿qué!?” (francés)
- Allora: “pues” (italiano)
- Öö: “eh” (finés)
- Yaʿni: “como/¿me explico?” (árabe)
No importa qué idioma hable, las interjecciones que usted inserta de manera subconsciente han sido perfeccionadas con el tiempo para facilitar una conversación fluida. Desde invitar a otros a hablar hasta redirigir el rumbo o incluso motivar a alguien a actuar, las interjecciones son esas palabras “sin sentido” que hacen que las cosas sucedan.