Cuando pensamos en la comunicación de los elefantes, probablemente lo primero que viene a la mente es la trompeta: un sonido fuerte e inconfundible que puede escucharse a lo largo de toda una sabana. Pero los elefantes no solo tienen un gran grito; poseen uno de los sistemas de comunicación más complejos y fascinantes del reino animal, basado en una rica combinación de sonidos, olores y gestos. Desde retumbos profundos que no podemos oír hasta sutiles toques con la trompa y movimientos de orejas, estos gigantes inteligentes dicen mucho sin palabras.

Comprender cómo se comunican los elefantes no solo nos da una visión más clara de su comportamiento; también resalta cómo la evolución moldea las herramientas de comunicación para adaptarse al tamaño, el hábitat y las necesidades sociales de cada especie. Exploremos las principales formas en que los elefantes se comunican entre sí: a través del infrasonido, las vocalizaciones y el lenguaje corporal.

<h2>El poder del infrasonido</h2> El aspecto más extraordinario de la comunicación de los elefantes es, sin duda, su uso del infrasonido, que consiste en ondas sonoras de frecuencia extremadamente baja que emiten para comunicarse. Para ponerlo en contexto, el límite inferior de la audición humana es de 20 Hz; los elefantes se comunican en frecuencias infrasonoras que pueden llegar hasta 1 Hz. Estos retumbos pueden viajar varios kilómetros, curvándose con la Tierra y atravesando el suelo y el aire. Aunque no podemos oírlos, los elefantes pueden escucharlos y sentirlos gracias a receptores sensibles en sus patas y trompas.

Esto les permite comunicarse a grandes distancias. Una hembra en celo puede emitir un llamado infrasonoro que llegue a los machos que se encuentran a varios kilómetros. Las manadas separadas pueden coordinar sus movimientos. El infrasonido es especialmente útil en ambientes densos como los bosques o en sabanas abiertas donde la visibilidad es limitada. Mientras que los humanos podrían depender de la vista para mantenerse en contacto, los elefantes dejan que la Tierra lleve su voz.

<h2>Retumbos, rugidos y trompetas</h2> No toda la comunicación de los elefantes es inaudible. También utilizan una amplia variedad de vocalizaciones audibles, que van desde gruñidos y bufidos hasta ladridos y agudas trompetas. Cada sonido cumple una función específica, y se ha observado que los elefantes ajustan el tono, la duración y el volumen según el contexto. <ul> <li style=»font-weight: 400;» aria-level=»1″>Las trompetas, por ejemplo, suelen indicar emoción, agresión o alarma. Un elefante sorprendido o que está cargando emitirá una trompeta fuerte.</li> <li style=»font-weight: 400;» aria-level=»1″>Los retumbos son más comunes y suelen expresar tranquilidad, coordinación o incluso duelo. Las madres retumban para calmar a sus crías ansiosas, y las manadas los utilizan para sincronizar sus movimientos.</li> <li style=»font-weight: 400;» aria-level=»1″>Los rugidos y chillidos, aunque menos frecuentes, pueden expresar miedo o dolor.</li> </ul> Estas vocalizaciones no son ruidos aleatorios. Las investigaciones han demostrado que los elefantes usan patrones sonoros específicos de manera predecible, lo cual sugiere una especie de vocabulario. Algunos investigadores incluso argumentan que los elefantes podrían usar una forma de sintaxis o estructura en su comunicación, aunque este es un tema que aún se está estudiando. <h2>Señales silenciosas: lenguaje corporal y contacto físico</h2> La comunicación de los elefantes no es solo vocal, también es profundamente física. Gran parte de lo que expresan se transmite mediante posturas, movimientos y toques. Por ejemplo: <ul> <li style=»font-weight: 400;» aria-level=»1″>Los toques con la trompa pueden tener muchos significados: una madre acariciando suavemente a su cría, un saludo entre amigos o una muestra de dominio cuando un elefante coloca su trompa sobre la cabeza de otro.</li> <li style=»font-weight: 400;» aria-level=»1″>El movimiento de las orejas no solo sirve para refrescarse, también puede indicar el estado de ánimo o la intención.</li> <li style=»font-weight: 400;» aria-level=»1″>El golpeteo con las patas puede acompañar un llamado infrasonoro para enviar vibraciones a través del suelo.</li> </ul> Los elefantes también utilizan señales químicas para comunicarse, particularmente a través de la orina, las heces y las secreciones de sus glándulas temporales. Estas contienen información importante sobre la identidad, el estado reproductivo y el estado emocional. Por ejemplo, los machos en must (una condición asociada con un aumento de testosterona y agresividad) emiten secreciones de olor fuerte que advierten a sus rivales y atraen a las hembras. <h2>Vínculos sociales e inteligencia emocional</h2> Una de las razones por las que la comunicación de los elefantes es tan sofisticada es porque sus vidas sociales lo exigen. Los elefantes viven en manadas muy unidas, generalmente lideradas por una matriarca mayor, y su supervivencia depende de la cooperación, la memoria y la empatía.

Las crías dependen del tacto y el sonido para mantenerse cerca de sus madres. Los miembros de la manada se saludan con entusiasmo después de una separación. Se ha observado que los elefantes se consuelan entre sí después de eventos estresantes y que lamentan la pérdida de sus muertos, comportamientos que apuntan a una inteligencia emocional avanzada.

Para mantener estos vínculos sociales, los elefantes han desarrollado estrategias de comunicación que son sutiles, confiables y, con frecuencia, redundantes, combinando sonido, olor y gesto para asegurarse de que el mensaje sea comprendido.

<h2>Por qué es importante</h2> Estudiar la comunicación de los elefantes es más que una simple curiosidad científica. Comprender cómo interactúan ayuda a los conservacionistas a protegerlos de manera más efectiva, especialmente ahora que la actividad humana fragmenta cada vez más sus hábitats. El monitoreo acústico, por ejemplo, puede alertar a los investigadores sobre eventos de caza furtiva o patrones de migración. También puede ayudarnos a determinar los niveles de estrés en manadas expuestas a perturbaciones humanas.

En un plano más filosófico, aprender sobre la comunicación de los elefantes nos obliga a enfrentar la complejidad de las mentes no humanas. Estos animales no solo reaccionan a su entorno; también planifican, empatizan y cooperan. Tienen memoria y relaciones. Y lo más importante: tienen formas de hacerse escuchar, incluso si apenas estamos empezando a entender su lenguaje.

Así que la próxima vez que vea un video de un elefante retumbando, trompeteando o envolviendo suavemente a un compañero con su trompa, recuerde: está presenciando una conversación rica en significados. No se trata solo de sonidos o gestos, sino de los hilos que tejen un antiguo e intrincado tejido social. Y nosotros apenas estamos empezando a escuchar.

Sobre del autor
Prateek J

Prateek J

Prateek es un escritor independiente con formación académica en ciencias de la información e ingeniería. Tiene un gran interés en el campo de la semiótica y disfruta del teatro, la poesía y la música.