Entre los tres y los cuatro años es cuando los niños empiezan a parlotear sobre cualquier cosa y su charlatanería va más allá de la simple identificación y se extiende a pensamientos más profundos sobre las personas, sus sentimientos y el mundo. En esta etapa, la mayoría de los niños son bastante parlanchines cuando están con gente de confianza, e incluso podría ser el momento en que comienza la famosa fase del «¿por qué?», en la que los niños te preguntan por qué hasta que te sientes como si fueras objeto de un intenso interrogatorio. Aunque las preguntas insistentes pueden llegar a ser un poco molestas, te demuestran lo ávido de información que está el cerebro de tu hijo. Tu trabajo como padre o cuidador es alimentar esa sed de conocimiento y ayudarle a unir todas esas piezas lingüísticas de la forma correcta.
Organizar su propio lenguaje
Aunque es probable que las palabras «verbo» y «adverbio» aún no hayan entrado en el vocabulario de tu hijo en edad preescolar, está empezando a ver que ciertas palabras van juntas o cumplen la misma función. Es probable que cometan pequeños errores en este proceso de categorización y organización, como decir que el gato «es gatuno».
Puedes fomentar esto convirtiéndolo en un juego, pidiéndoles que nombren distintas frutas que conozcan, distintos animales, etc. También puedes jugar al juego de «¿Cuál no pertenece?» enumerando cosas como «hombre», «niña», «coche» y «niño». Esta es una forma divertida de retarles en esta etapa, e incluso puede que durante un viaje en coche o antes de acostarse te pidan juegos centrados en palabras.
Ayudar a la pronunciación
Algunas de esas frases incómodas y errores de pronunciación empezarán a resolverse de forma natural a esta edad, y puedes empezar a corregir suavemente lo que veas que son errores persistentes y repetidos. Esto debe hacerse con amabilidad y, sobre todo, repitiendo lo que ha dicho correctamente y elogiándole cuando lo diga bien.
La pronunciación no será perfecta en esta etapa, ya que las mezclas de consonantes e incluso letras sueltas como la -r pueden seguir siendo difíciles, pero debería notar que el habla de su hijo empieza a ser más clara para las personas con las que no está tan familiarizado.
También hay un componente social importante en el hecho de hablar con personas ajenas a la familia inmediata, así que no debe preocuparse si su hijo no quiere hablar con alguien que acaba de conocer, aunque sea una persona de confianza. Los niños de esta edad todavía suelen responder con una sola palabra si se les presiona, probablemente mientras se asoman por detrás de las piernas de mamá o papá.
Multilingüismo y lenguas extranjeras
Tanto si sois una familia multilingüe como si simplemente queréis exponer a vuestro hijo a un nuevo mundo de palabras, esta edad es un buen momento para explorar el concepto de multilingüismo. Si su hijo ya ha aprendido algunas palabras en un idioma diferente, es probable que no entienda que esas palabras no se utilizan normalmente junto con palabras en inglés, por lo que ésta es una buena edad para explicarle la idea básica de que la gente habla de forma diferente en todo el mundo y que puede aprender no sólo un idioma, sino muchos.
Si estás criando activamente a un niño bilingüe, no te preocupes porque mezcle o combine idiomas. Es una parte normal del proceso y deberías celebrar el hecho de que haya empezado a construir un vocabulario en varias lenguas. E incluso si no buscas el multilingüismo completo en esta etapa y solo quieres ampliar los horizontes de tu hijo, ver juntos vídeos sobre vocabulario básico y saludos en diferentes idiomas puede ser una actividad divertida y estimulante.
Jugar con el lenguaje a los 3-4 años
Los niños de esta edad empezarán a deleitarse con palabras e historias divertidas, así como a responder a cosas aleatorias y tontas como «¿Quieres comer fresas, uvas o zapatos?». Puedes utilizar este entusiasmo a tu favor y hacer un juego de casi cualquier cosa, introduciendo nuevo vocabulario, reforzando conceptos y corrigiendo suavemente pequeños errores a través del juego.
La hora del cuento es otra gran oportunidad para ayudar a tu hijo a progresar en esta etapa, y aunque es probable que le sigan gustando los libros a la hora de dormir, ahora también es más capaz de entender historias cortas y sencillas que tú inventes, y cuanto más divertidas, mejor.
También puedes animar a tu hijo a que cuente sus propias historias, pero prepárate para darle muchos ánimos e indicaciones. Aunque a los adultos nos parezca algo natural, los conceptos más básicos de la narración, como tener un principio y un final, excluir los detalles irrelevantes y seguir un orden cronológico aproximado, requieren años de aprendizaje y práctica. Anime a su hijo a contar historias y celebre sus incursiones en un nuevo campo del lenguaje.
Pensamientos finales y preocupaciones
Aunque los requisitos lingüísticos específicos para cada edad que se imponen a los niños suelen hacer más mal que bien, hay una pauta básica que puede servir a los padres de un niño de 3-4 años. Si en este momento su hijo todavía no combina palabras en frases cortas y sólo habla con respuestas de una sola palabra, es una buena idea que hable con su profesional sanitario o con un logopeda para ver cuál es la mejor manera de ayudarle a progresar. El recorrido lingüístico de cada niño es diferente, pero éste es un hito concreto que hay que vigilar para garantizar lo mejor para su hijo.