Aunque pueda parecer que a los bebés sólo les importa la leche, dormir y los colores de sus móviles, están constantemente absorbiendo información de todas direcciones. Su entorno es rico en lenguaje y sonidos intrigantes, todos ellos nuevos y potencialmente útiles para ellos. Estos sonidos incluyen, por supuesto, todos tus cariñosos elogios y tus tontas palabras de bebé, pero también otros ruidos muy importantes. Alrededor de los tres meses, descubrirán que algunos de esos sonidos que oyen salen de su propia boca. Los bebés pueden entretenerse con sus propios gorjeos y balbuceos, pero pronto aprenderán que hay algo más poderoso en juego, un sonido potente que pueden aprovechar e incluso convertir en un arma.

La primera forma que tiene el bebé de «hablarte»

Alrededor de los tres meses, los bebés aprenden que sus gritos agudos harán que todo el mundo corra a satisfacer sus necesidades casi al instante. Esto es comunicación, y aunque pueda resultar misterioso y enloquecedor para los padres, es en esencia la primera forma de comunicación del bebé. Por frustrante que pueda resultar, debe celebrarse como un hito en el camino de su bebé hacia el desarrollo del lenguaje.

El llanto es, por supuesto, instintivo como señal de angustia o malestar, pero muchos bebés astutos empiezan pronto a utilizar esta herramienta cuando quieren llamar la atención. Es lo que se conoce como «llanto falso» y puede volver locos a los padres, que intentan infructuosamente cambiar el pañal, la comida, la temperatura de la habitación, etc. para consolar a su hijo. La mala noticia es que puede durar horas e incluso dar lugar a llamadas desesperadas al médico en el caso de padres especialmente asustados. La buena noticia – si nada va realmente mal, tu bebé te está «hablando» y diciéndote que te quiere cerca.

Aunque el período de tres a seis meses puede ser el comienzo de un mayor llanto, hay muchas otras cosas que suceden y formas en que los padres pueden ayudar a su hijo tanto como sea posible, algunas de las cuales pueden incluso reducir el llanto.

Comunicación no verbal

No todas las interacciones y «conversaciones» con su bebé serán tan exigentes o intensas como los episodios de llanto, y muchos de estos momentos se guardarán como un tesoro para toda la vida. A esta edad, los bebés empiezan a establecer más contacto visual, a sonreír ante caras graciosas y a reír, todas ellas formas de interacción muy apreciadas. También es posible que reconozcan mejor las voces y los tonos de las distintas personas, y puede que le sorprenda lo mucho que están absorbiendo de su entorno, como cuando vea a su bebé mirar instantáneamente al perro cuando oiga un ladrido.

Los bebés de esta edad pueden empezar a reconocer y responder físicamente a algunas palabras como «mamá», «adiós» o su nombre. Su reconocimiento se basa más en darse cuenta del significado de estas palabras que en comprender sus significados específicos.

Otras vocalizaciones

Además de llorar, los bebés de tres a seis meses empezarán a expresarse de otras formas distintas. Oirá diferentes tipos de risas (y llantos variados), además de lo que se conoce como «arrullo», que suena un poco como un chirrido. Hacia el final de ese periodo de seis meses, la mayoría de los bebés habrán empezado a balbucear, lo que suele presentarse en forma de un sonido bilabial repetido como ba-ba-ba-ba, o si tiene suerte, ma-ma-ma-ma.

Cómo ayudar a los bebés a desarrollar el lenguaje entre los tres y los seis meses

Durante este periodo crucial del desarrollo del lenguaje, los padres desempeñan un papel fundamental a la hora de fomentar las habilidades lingüísticas de su bebé. Una actividad fácil y útil para los padres es narrar las actividades y observaciones diarias, tratando a su bebé como si entendiera cada palabra. A su alrededor hay un mundo ilimitado de palabras y sonidos, y cada detalle ofrece una oportunidad para el compromiso verbal. Ya sea describiendo los colores de las cortinas o lo que llevas puesto, cada interacción verbal contribuye al viaje de adquisición del lenguaje del bebé. Utiliza voces y tonos variados y tendrás un público embelesado mientras le cuentas la épica historia de cómo estás cortando una zanahoria.

Cuando creas que el bebé y tú os habéis cansado de narrar las minucias de vuestro entorno («¡La mesa tiene cuatro esquinas! ¡Vaya!»), siempre puedes recurrir a ese clásico de los momentos de unión: la hora del cuento con un libro. Obviamente, a esta edad los bebés no entienden el significado de las palabras que aparecen en la página, pero empiezan a interesarse por los ritmos vocales, las voces de los personajes y, por supuesto, los dibujos.

En esta etapa, los bebés asimilan todos los sonidos y empiezan a reconstruir pistas sobre el significado de cada uno de ellos. Lo mejor que pueden hacer los padres para ayudarles en su camino hacia la adquisición del lenguaje es hacer que su entorno sea lo más rico posible en lenguaje. Eso significa hablar, leer y animar a los bebés a hacer sus propios ruidos, e intentar que sustituyan esos llantos por sonidos más alegres.

Sobre del autor

Justin Benton

Justin Benton

Justin Benton es un escritor y profesor de inglés radicado en Colombia.