La lengua es una de las herramientas más poderosas de nuestro mundo y, a lo largo de la historia, los gobiernos y las grandes organizaciones han utilizado diferentes formas de planificación lingüística como forma de controlar ese poder. En sentido amplio, la planificación lingüística es un esfuerzo organizado por una entidad importante para cambiar la lengua de una sociedad. Estos esfuerzos pueden hacerse, y suelen hacerse, por el bien del pueblo. En la antigua Grecia, por ejemplo, las distintas variantes del griego se simplificaron y estandarizaron en una lengua conocida como ático con el fin de mejorar el comercio y la diplomacia. En la India y Filipinas actuales, la promoción del inglés a través de la educación pública ha dado lugar a mayores oportunidades laborales y a un aumento de la riqueza. En otros casos, sin embargo, una lengua puede promoverse en un esfuerzo por expulsar a otras lenguas y grupos, como se ha visto en la colonización en todo el mundo.
Tipos de planificación lingüística
La planificación lingüística en sí misma es un espectro, y sus acciones pueden adoptar un enfoque institucionalizado, de arriba abajo, en el que se desarrollan políticas lingüísticas gubernamentales que luego se reflejan en la forma en que habla la sociedad, o pueden adoptar un enfoque más de base, de abajo arriba, en el que un grupo marginado o en riesgo lucha por hacer cambios en la forma en que usamos las diferentes lenguas. Estas acciones pueden adoptar diversas formas, algunas de las cuales se solapan, pero a continuación se presentan tres de los mayores tipos de planificación lingüística.
Planificación lingüística
Consiste en promover una lengua y/o imponer su uso en entornos gubernamentales y educativos. Suele hacerse para preservar una lengua nativa o tradicional frente a la creciente pujanza de otra lengua. Un ejemplo es el mandato de Quebec (Canadá) de que todos los documentos y carteles gubernamentales estén disponibles en inglés y francés. Existe incluso una «Policía lingüística» que trabaja para impedir la invasión de palabras y expresiones inglesas en la lengua francesa.
Otro ejemplo moderno es Paraguay, donde se exige a los alumnos que estudien y aprendan la lengua nativa guaraní durante toda la educación primaria y secundaria. Los partidarios de esta medida la consideran un paso importante para preservar el patrimonio cultural y lingüístico de Paraguay. Al mismo tiempo, los detractores creen que los alumnos tendrían mejores perspectivas laborales más adelante si se centraran en el español, sobre todo en las escuelas rurales, donde los recursos son escasos.
Planificación del corpus
Normalmente implica la estandarización de cómo se escribe y se habla una lengua, y se hace para concentrar mejor los diferentes dialectos y variantes en una lengua única y «más fuerte». Los esfuerzos de planificación de corpus pueden implicar la creación de diccionarios o textos que sirvan para anclar la lengua. La publicación de varios diccionarios de inglés, como el Diccionario Oxford en 1884, desempeñó un papel clave en la estandarización de la lengua y la promoción de la alfabetización general.
En China, parte de la Revolución Cultural del Presidente Mao también supuso una importante planificación del corpus, ya que la promoción del sistema pinyin simplificó enormemente el complejo proceso de escritura de los caracteres chinos. Sin embargo, los críticos de la época consideraron que el uso de letras romanas en el pinyin era un insulto a la identidad tradicional china, e incluso que sucumbía a la influencia occidental.
Planificación de la adquisición
Este tipo de planificación lingüística tiene como objetivo aumentar el número de hablantes de una lengua nativa o «importada». La promoción de una lengua nativa a nivel nacional, como el guaraní en Paraguay y la obligación de que los estudiantes irlandeses estudien la lengua irlandesa, también puede clasificarse como planificación de la adquisición, ya que el objetivo es mantener y/o aumentar el número total de hablantes.
Ante la creciente globalización del siglo XX, muchos países concentraron sus esfuerzos en promover el uso de lenguas «importadas», como el francés, el árabe y el inglés. El avance del inglés en países como India, Filipinas y Corea del Sur ha ayudado a los licenciados a competir en el mercado laboral mundial. Aunque estas medidas han contribuido sin duda a la internacionalización y el comercio, sus detractores las consideran un tipo de asimilación forzada a una lengua extranjera y, en esencia, una nueva oleada de colonización lingüística.