¿Ha leído usted un libro físico en el último año? Si es así, pertenece a una minoría cada vez más pequeña; el consumo de audiolibros sigue aumentando cada año, tanto en el número de personas que experimentan con este formato como en la cantidad de libros “leídos”. Pero ¿qué significa esto para la cultura, la adquisición del conocimiento e incluso la capacidad de atención humana?

El auge del audiolibro: los datos

Si bien la experiencia individual de cada persona varía, los datos muestran claramente una cosa: los audiolibros están ganando popularidad al mismo tiempo que la lectura tradicional está disminuyendo. Las investigaciones indican que varios indicadores sobre el uso de audiolibros están aumentando en varios puntos porcentuales año tras año, incluyendo:

  • El porcentaje de personas que han escuchado al menos un audiolibro (52%)
  • El porcentaje que ha escuchado un audiolibro en el último año (38%, frente al 35% del año anterior)
  • La cantidad de audiolibros consumidos (6.8 por año, frente a 6.3)
  • El número de padres que usan audiolibros con sus hijos (77%)
  • El valor de la industria de los audiolibros (2 mil millones de dólares, un aumento del 9%)

En encuestas, casi la mitad de los adultos señalaron que no leyeron ningún libro en ningún formato durante el año anterior; considerando esta información y sabiendo que algunos lectores ávidos (los que leen más de 12 libros al año) elevan el promedio, es fácil entender cómo los medios físicos están luchando por mantenerse en un mundo cada vez más moderno.

¿Por qué los audiolibros?

Los audiolibros abordan muchos de los problemas modernos que impiden leer o que fomentan otros métodos. A medida que la tecnología ha avanzado, leer se ha vuelto más accesible; aunque puede ser incómodo cargar con un libro de tapa dura a todas partes, un audiolibro está a solo unos toques de distancia en su teléfono.

De igual manera, la falta de tiempo incentiva el consumo de medios alternativos como los audiolibros. Desde los largos trayectos al trabajo hasta el tiempo dedicado a hacer ejercicio o tareas domésticas, escuchar audiolibros permite realizar varias actividades al mismo tiempo, algo que no es posible con un libro impreso. En un mundo acelerado, esta conveniencia ayuda a que los audiolibros destaquen de una manera con la que los libros físicos simplemente no pueden competir.

Sin embargo, un factor poderoso que a menudo se pasa por alto al analizar el auge de los audiolibros es la dopamina. Esta sustancia química asociada con la recompensa activa el centro de placer del cerebro, y los estudios demuestran que involucrarse con una historia es un método eficaz para producir dopamina. Sin embargo, debido al cambio moderno hacia el contenido de formato corto, como TikTok, los seres humanos se están acostumbrando gradualmente a recibir dosis pequeñas y frecuentes de dopamina. Esto incentiva el uso de audiolibros, que pueden consumirse en breves periodos entre otras actividades (o incluso al mismo tiempo).

Cómo los audiolibros están impactando la cultura

Como puede ver, múltiples factores influyen en el crecimiento gradual de los audiolibros. Los hábitos de consumo de medios están cambiando la forma en que absorbemos las historias, y los audiolibros han ocupado el espacio cultural que dejó la palabra escrita en formato físico. Para los lectores, dos factores principales determinan cómo se relacionan con los audiolibros, lo cual refleja cómo ambos medios continúan luchando por su lugar dentro de la cultura general.

El desciframiento y la lucha por el significado

Para muchas personas, cambiarse a los audiolibros fue una elección obvia debido a un solo problema: el desciframiento. Descifrar es el proceso de transformar la información que se lee en detalles utilizables. Por ejemplo, usted está descifrando ahora mismo si está leyendo esta oración con los ojos (en lugar de escucharla). Su cerebro está procesando letras, sonidos, palabras y significados, organizándolos y comprendiendo su mensaje. Para muchas personas, este proceso es casi automático, con una demora mínima.

Sin embargo, para otras personas, descifrar es una tarea complicada. Quienes tienen dislexia, por ejemplo, tardan mucho más en extraer el significado de un texto debido a un proceso de desciframiento más lento o confuso. Por lo tanto, para algunos, la aparición y el auge de los audiolibros ha sido una auténtica revelación, y la cultura está evolucionando para incluir al (quizás sorprendentemente grande) grupo de personas que enfrentan este tipo de desafíos.

La carga mental

Algunos argumentan que los audiolibros son su medio preferido porque eliminan el esfuerzo del desciframiento, que de otro modo requeriría más energía de la que están dispuestos o son capaces de invertir. Sin embargo, otros afirman que ceder ante esta preferencia representa un problema para la cultura en general. Las investigaciones sobre las expectativas modernas de inmediatez y gratificación instantánea indican que las personas están perdiendo gradualmente su capacidad de atención prolongada, reduciendo su habilidad para permanecer en “modo de lectura” durante mucho tiempo. En una encuesta, el promedio de atención disminuyó de 2.5 minutos (en 2005) a solo 47 segundos (en 2025).

Los defensores de los medios físicos utilizan esta información como base de su argumento: que el uso de audiolibros contribuye a la disminución gradual de la capacidad de atención de la sociedad. Afirman que si las personas dependen de los audiolibros, su habilidad para descifrar textos se deteriorará aún más.

Independientemente de la postura que adopte, hay algo indiscutible: los audiolibros han ganado terreno en el mundo moderno, y es probable que continúen creciendo como competidores o incluso sustitutos directos de los medios impresos tradicionales.

Sobre del autor
Carrie Ott

Carrie Ott

Carrie Ott es una escritora de negocios multilingüe, editora y entusiasta de la herpetocultura.