Más del 60% de la población mundial habla ya dos o más lenguas. Un área apasionante de la ciencia lingüística es la idea de que los políglotas (individuos que hablan varias lenguas) a menudo sienten que tienen «personalidades múltiples», una por lengua. Por ejemplo, una persona que habla español e inglés puede sentirse o incluso parecer ante los demás una persona diferente cuando habla su lengua materna en lugar de su segunda lengua. Pero, ¿experimentan realmente los políglotas un cambio de personalidad o existe otra explicación científica para este fenómeno?
¿Cómo afecta el idioma a la percepción y la identidad?
La cuestión de si el cerebro de un políglota contiene o no realmente múltiples personalidades ha sido una pregunta que científicos y lingüistas han intentado responder durante casi un siglo. Uno de los primeros estudios sobre el tema fue realizado en la década de 1960 por la psicóloga social Susan Ervin-Tripp, que estudió los efectos del lenguaje en la toma de decisiones. Ervin-Tripp trabajó principalmente con mujeres japonesas-americanas bilingües pidiéndoles que completaran una serie de afirmaciones:
- Cuando mis deseos entran en conflicto con los de mi familia, –
- Probablemente me convierta en –
- Los verdaderos amigos deberían –
Dependiendo del idioma en el que respondiera la mujer, Ervin-Tripp observó que la respuesta dada solía ser diferente. Si la mujer contestaba en japonés, observó respuestas como:
- «–es un momento de gran infelicidad.»
- «–un ama de casa.»
- «–ayudarse mutuamente.»
Sin embargo, si la mujer contestaba en inglés, notaba respuestas como:
- «–Yo hago lo que quiero.»
- «–un profesor.»
- «—ser muy franco.»
La explicación a la que llegó Ervin-Trip es que el idioma de un políglota tiene un efecto directo en la forma en que decide responder. El razonamiento se debe probablemente a la forma en que un hablante de varias lenguas atribuye cada una de ellas a una cultura determinada. En el caso de las mujeres japonesas-estadounidenses bilingües de este estudio, es probable que asociaran la lengua japonesa con una cultura más servil, colectivista y conservadora. Por el contrario, es probable que asociaran el inglés con la cultura estadounidense, que valora el individualismo, la explicitud y unos roles de género menos estrictos.
¿Múltiples personalidades o múltiples contextos?
Muchos políglotas pueden sentir que tienen «personalidades múltiples» dependiendo del idioma que hablen, pero ¿lo confirma la ciencia? La respuesta depende de cómo definas personalmente la palabra «personalidad». La American Psychological Association define «personalidad» en el Diccionario de Psicología de la APA como:
«…[L]as características duraderas y el comportamiento que comprenden el ajuste único de una persona a la vida, incluyendo rasgos principales, intereses, impulsos, valores, autoconcepto, habilidades y patrones emocionales. Diversas teorías explican la estructura y el desarrollo de la personalidad de diferentes maneras, pero todas coinciden en que la personalidad ayuda a determinar el comportamiento.»
Dado que estudios limitados han demostrado que hablar un idioma diferente puede, de hecho, alterar su «ajuste único a la vida, «valores» y «patrones emocionales», podría suponerse razonablemente que sí, que los individuos bilingües podrían experimentar un «cambio» en su personalidad al comunicarse en un idioma distinto al suyo. Sin embargo, es menos probable que la razón de ello se deba únicamente al hecho de hablar en una lengua diferente y más probable que tenga que ver con el contexto cultural de la conversación que tiene lugar.
Como humanos, a menudo estamos predispuestos a relacionarnos positivamente con nuestros iguales, independientemente de la cultura en la que nos encontremos. Es lo que se conoce como «cambio de código», es decir, la adaptación de la personalidad o las decisiones propias a la cultura dominante. En términos más sencillos, las mujeres japonesas-estadounidenses de los experimentos de Susan Ervin-Trip pueden haber estado intentando «encajar» al dar sus respuestas porque querían apaciguar (consciente o inconscientemente) a su entrevistador con una respuesta que percibían que esperaban.
El propio idioma puede actuar como desencadenante de esta «mentalidad de grupo» debido a la asociación cultural, pero la razón subyacente por la que una persona bilingüe puede procesar la misma conversación de forma diferente dependiendo de los idiomas hablados sigue siendo la propia cultura.
El reflejo de la cultura en el lenguaje
Aunque la explicación más probable del cambio de personalidad de una persona cuando habla un idioma diferente es el contexto cultural, merece la pena debatir la relación entre la cultura y el propio idioma y cómo hay algunas formas en las que pueden influirse mutuamente.
La cultura y la lengua están profundamente interconectadas, y la lengua actúa como reflejo de los valores, las creencias y la visión del mundo de una sociedad. Las palabras, frases y estructuras de una lengua revelan a menudo lo que es importante para una cultura determinada. Por ejemplo, la presencia de varias palabras para un mismo concepto en una lengua puede indicar su importancia cultural. Un ejemplo bien conocido son las lenguas inuit, que tienen numerosos términos para distintos tipos de nieve, lo que refleja la importancia de la nieve en su vida cotidiana.
El lenguaje también capta matices culturales en la forma en que la gente comunica emociones, tiempo y relaciones. En algunas lenguas, como el español, existe una clara distinción entre el «usted» formal y el informal (usted frente a tú), que refleja las normas culturales en torno al respeto y la familiaridad. En cambio, el inglés carece de esa distinción, reflejo de una sociedad más individualista, especialmente en Estados Unidos. Cuando una persona habla en otro idioma, el lenguaje y la elección de las palabras pueden reflejar una mentalidad diferente a la que tendría si se comunicara en su lengua materna. La repetición de la misma frase durante un largo período de tiempo puede incluso cambiar la perspectiva y la mentalidad de la persona, aunque no más que cualquier otra forma de intercambio cultural.
¿Deben preocuparse los estudiantes de una segunda lengua por estos efectos?
Para las personas que aprenden un segundo idioma, la forma en que el idioma puede moldear la personalidad y la identidad es una consideración fascinante e importante. Aunque dominar otro idioma abre las puertas a nuevas culturas y perspectivas, es esencial ser consciente de la dinámica psicológica y social que puede acompañar al proceso de aprendizaje. He aquí algunos puntos clave que los estudiantes de segundas lenguas deben tener en cuenta:
- Adaptación cultural frente a cambio de identidad: Hablar otro idioma puede influir en tu comportamiento, pero no cambia tu personalidad básica. Se trata más bien de adaptarse a la cultura ligada a la lengua.
- Cambio de código: Es posible que ajustes tu forma de hablar en función del contexto social. Se trata de una respuesta natural a las señales culturales y te ayuda a desenvolverte en distintos entornos.
- Expresión emocional: Cada idioma ofrece formas únicas de expresar las emociones. Puede que te resulte más fácil o más difícil comunicar sentimientos, dependiendo de las normas del idioma.
- Patrones de pensamiento: Aprender un nuevo idioma puede cambiar sutilmente tu forma de pensar y de resolver problemas. Permanece atento a estos cambios mientras valoras cómo tu lengua materna da forma a tu perspectiva.
Siendo conscientes de estos factores, los estudiantes de segundas lenguas pueden navegar más fácilmente por las complejidades de la adquisición del idioma mientras aprecian las formas en que el idioma y la cultura influyen en su autopercepción.