La sorprendente realidad de la cirugía cerebral con el cerebro despierto
Imagínese respondiendo a preguntas en uno de los cinco idiomas que domina o tocando la guitarra mientras le operan del cerebro. Mientras pronuncias la palabra «cachorro» en armenio o rasgueas la melodía de una conocida canción pop, un equipo de cirujanos traza meticulosamente las funciones de tu cerebro. No, no es ciencia ficción ni su peor pesadilla. Es la extraordinaria realidad de la cirugía cerebral con el cerebro despierto o craneotomía con el cerebro despierto, un procedimiento que ofrece conocimientos increíbles y mejores resultados a los pacientes con tumores cerebrales y otras afecciones neurológicas. Y es exactamente lo que hicieron los pacientes Ani y Robert mientras los médicos les operaban el cerebro.
La craneotomía con el paciente despierto consiste en extraer una parte del cráneo para acceder al cerebro. Pero lo que diferencia a este procedimiento es que el paciente es despertado durante la intervención, lo que permite al equipo quirúrgico comunicarse con él y trazar un mapa de las funciones cerebrales críticas en tiempo real. Este método es especialmente beneficioso cuando los tumores están cerca de zonas del cerebro que controlan funciones esenciales como el habla, el lenguaje y el movimiento, ya que los cirujanos pueden hacer preguntas al paciente y monitorizar la actividad cerebral mientras responde.
En este artículo, exploraremos la historia de la cirugía cerebral, explicaremos qué son las craneotomías despiertas y por qué se realizan, y compartiremos algunos ejemplos fascinantes de estos procedimientos innovadores.
La evolución de la cirugía cerebral
La historia de la cirugía cerebral se remonta a miles de años atrás. Las pruebas han demostrado que civilizaciones antiguas de todo el mundo, desde Perú hasta Francia y China, así como diversas partes de África y Oriente Medio, practicaban trepanación, en la que se cortaban, raspaban, serraban o taladraban agujeros en el cráneo para tratar lesiones craneales y afecciones neurológicas. La mayoría de los cráneos trepanados descubiertos por los arqueólogos proceden de culturas analfabetas desaparecidas hace mucho tiempo, por lo que resulta difícil conocer la motivación exacta del procedimiento. Sin embargo, se ha descubierto información sobre la trepanación en la medicina occidental a partir del siglo V antes de Cristo.
Aunque rudimentaria y a menudo peligrosa, algunos sostienen que esta forma primitiva de cirugía cerebral sentó las bases de las técnicas neuroquirúrgicas modernas. A lo largo de los siglos, los avances en los conocimientos médicos y la tecnología han transformado la cirugía cerebral en un campo preciso y capaz de salvar vidas.
Durante décadas se han practicado craneotomías en pacientes epilépticos. Los cirujanos mantenían a los pacientes alerta para asegurarse de que se dirigían al tejido cerebral correcto para aliviar las crisis. Con la llegada de la tecnología avanzada de mapeo cerebral y anestésicos sofisticados, además de para la epilepsia, este procedimiento se ha generalizado para diversos tipos de tumores cerebrales y lesiones medulares. La posibilidad de interactuar con los pacientes durante la intervención ayuda a los cirujanos a realizar procedimientos más precisos y menos lesivos.
El procedimiento y la preparación para una craneotomía despierto
La preparación para una craneotomía despierto implica consultas exhaustivas con el neurocirujano y el neuroanestesiólogo. Se informa a los pacientes sobre lo que pueden esperar y se les anima a que hagan preguntas y expresen cualquier preocupación. Establecer una buena relación es esencial para que la intervención se desarrolle sin contratiempos.
Los médicos llegan a conocer bien a sus pacientes antes de la intervención, lo que les ayuda a adaptar los exámenes neurológicos y garantiza que los pacientes se sientan seguros, apoyados y plenamente implicados durante el procedimiento.
Durante la intervención, los pacientes se despiertan y realizan tareas que ayudan a cartografiar las funciones cerebrales. Se les puede pedir que nombren objetos, cuenten o describan imágenes. El equipo quirúrgico vigila sus respuestas para evitar dañar zonas críticas.
Con las técnicas actuales, el Dr. Harbaugh, director del Instituto de Neurociencia de Penn State y presidente de la Asociación Americana de Cirujanos Neurológicos, señaló que despertar a un paciente y volver a dormirlo es casi como encender un interruptor, lo que da a los cirujanos la flexibilidad necesaria para recopilar información crítica sin causar un estrés excesivo al paciente.
En su entrevista de 2018, el Dr. Jeffrey Weinberg, neurocirujano, y el Dr. Shreyas Bhavsar, neuroanestesiólogo del MD Anderson Cancer Center, explicaron que el principal beneficio de una craneotomía despierta es la capacidad de extirpar la mayor parte posible de un tumor cerebral preservando las funciones esenciales. Aunque los médicos conocen la localización general de ciertas funciones cerebrales en la superficie del cerebro, la situación se complica bajo la superficie, donde hay haces de nervios que atraviesan la médula espinal y el resto del cuerpo. Por ello, durante la operación hay que cartografiar estos haces nerviosos para saber cuáles están conectados a funciones clave y así evitarlos, ya que dañarlos podría causar discapacidades permanentes. Al despertar a los pacientes durante la intervención, los médicos reciben información inmediata mientras operan, lo que proporciona datos de valor incalculable que se suman a los obtenidos mediante otras técnicas de cartografía.
Quizá se pregunte si esto causa dolor al paciente, pero puede estar seguro de que no es así. El tejido cerebral en sí no tiene fibras dolorosas, por lo que los pacientes no sienten dolor cuando se estimula su cerebro. Pueden sentir presión o vibraciones, pero un anestésico local adormece los músculos, la piel y el hueso.
La cirugía con el paciente despierto permite identificar con exactitud dónde se encuentran funciones críticas como el habla, garantizando que estas zonas no resulten dañadas al extirpar el tumor. Este nivel de precisión es crucial para mantener la calidad de vida del paciente tras la cirugía.
Estudios de casos: Experiencias reales con la craneotomía con el paciente despierto
Ani, una mujer políglota, tenía un cavernoma -un grupo de vasos sanguíneos malformados- en una zona crítica del cerebro, justo al lado de las áreas que controlan el movimiento y el lenguaje. Su neurocirujana, la Dra. Gloria Villalba, una prestigiosa doctora de Barcelona que ha realizado más de 5.000 operaciones cerebrales a lo largo de su carrera, tenía que extirparlo y garantizar al mismo tiempo que Ani mantuviera intacta su capacidad para hablar cinco idiomas.
Durante la operación, la Dra. Villalba y su equipo utilizaron banderas en miniatura para marcar dónde se procesaba cada idioma -armenio, ruso, español, inglés y francés- en el cerebro de Ani. Este meticuloso mapeo era crucial porque incluso un pequeño error podría mermar permanentemente sus capacidades lingüísticas, esenciales para su carrera. Durante la intervención, Ani participó en varias tareas, como contar y nombrar objetos en los cinco idiomas. Estas pruebas garantizaron que los cirujanos evitaran las zonas lingüísticas críticas al extirpar el cavernoma. ¿Cómo? Pues bien, cada vez que se le hacía una pregunta y su respuesta se retrasaba o no podía responder en absoluto, el equipo quirúrgico sabía que estaban cerca de una zona de riesgo y colocaba allí una banderita para indicar que era una zona que había que evitar. También ayudó a los investigadores analizando imágenes de expresiones faciales para estudiar cómo procesa las emociones el cerebro.
El caso de Ani fue excepcionalmente complejo para el equipo quirúrgico debido a la implicación de cinco idiomas. Las zonas más extensas de su cerebro estaban dedicadas a tareas lingüísticas, lo que daba al equipo un margen más estrecho para extirpar la lesión con seguridad. Sin embargo, tras realizar varios ejercicios a lo largo de dos horas, los médicos pudieron trazar una ruta extremadamente estrecha pero viable por la que extraer el cavernoma.
Tras seis horas de intrincado trabajo, el Dr. Villalba consiguió extirpar el cavernoma. La intervención fue un éxito, pero el viaje de Ani distaba mucho de haber terminado. La recuperación sería un proceso largo y difícil.
Después de la operación, Ani tuvo que enfrentarse a retos físicos y lingüísticos. Mantenía sus cinco idiomas, pero hablarlos no le resultaba tan fácil como antes. Sin embargo, seguía siendo optimista sobre su recuperación.
Brittany es otro ejemplo. A los 24 años se sometió a una craneotomía despierta para extirparle un tumor cerca del centro del habla del cerebro. Su cirujano, el Dr. Philip Gutin, la necesitaba despierta para poder extirpar el tumor sin afectar a su capacidad de hablar. Como se puede imaginar, estaba preocupada por si sentía algo pero, más tarde, cuando le preguntaron por su experiencia, señaló que era más intrigante que aterradora y que no había sentido nada.
El futuro y la expansión de las aplicaciones de la craneotomía despierta
Los principios de la craneotomía despierta se están expandiendo más allá de la cirugía cerebral. Los cirujanos que realizan operaciones de cabeza, cuello y columna también utilizan estas técnicas para garantizar operaciones precisas y menos invasivas.
Las craneotomías con el paciente despierto representan la vanguardia de la neurocirugía y ofrecen a los pacientes la mejor oportunidad de mantener su calidad de vida al tiempo que tratan enfermedades graves. Como hemos visto en los casos de Robert, Brittany y Ani, por ejemplo, se puede pedir a los pacientes que hablen, se muevan o toquen la guitarra durante la operación precisamente para garantizar que sus funciones críticas permanezcan intactas.
En particular, en el caso de personas multilingües como Ani, las craneotomías despiertas permiten cartografiar y diferenciar en tiempo real las distintas regiones neuronales implicadas en cada idioma.
Esto es crucial porque los distintos idiomas pueden procesarse en zonas ligeramente diferentes del cerebro, aunque estén próximas entre sí. Al estar despiertos y receptivos, los pacientes pueden ayudar a los cirujanos a identificar y preservar estas zonas, reduciendo el riesgo de déficits lingüísticos postoperatorios. De este modo se obtienen mejores resultados quirúrgicos, se reduce el riesgo de trastornos del lenguaje y se mejora la calidad de vida general del paciente.
Al implicar directamente al paciente en tareas relacionadas con cada una de sus lenguas, el equipo quirúrgico puede evitar daños involuntarios en las vías del lenguaje, que pueden dar lugar a afasia u otros trastornos del lenguaje, lo que puede repercutir significativamente en la calidad de vida.
La craneotomía con el paciente despierto está a la vanguardia de la neurocirugía moderna, ya que combina tecnología avanzada con interacción con el paciente para lograr una precisión notable. La expansión de las aplicaciones de la craneotomía con el paciente despierto augura un futuro en el que aún más pacientes podrán beneficiarse de estas técnicas innovadoras, que garantizan tratamientos más seguros y eficaces para diversas afecciones neurológicas.