Un chiste en realidad sólo tiene dos partes: el planteamiento (Estoy con la nueva dieta del whisky…) y el remate (Ya he perdido tres días). El remate es, por supuesto, la parte graciosa y viene al final, aunque si se trata de un chiste más largo, se pueden intercalar partes humorísticas más pequeñas, conocidas como chascarrillos. Sin embargo, si alguna vez has escuchado un chiste sin gracia, sabrás que un buen chiste no es sólo 1 + 1.

¿Qué hace que un chiste sea gracioso?

La respuesta es un millón de cosas diferentes para un millón de personas diferentes, pero lo más importante es la sorpresa: una nueva forma de ver las cosas, expectativas subvertidas o algo extraño o inesperado. Hay otros factores que también contribuyen a que un chiste caiga bien o mal: el momento, el tema, la forma de decirlo, el contexto, el lenguaje corporal, etcétera. Algunas personas lo tienen por naturaleza y pueden hacer que cualquier cosa resulte graciosa. A otras se les da fatal. Por suerte, ser gracioso es una habilidad que puede desarrollarse.

Los cómicos en directo son maestros de su oficio y no sólo conocen a fondo la mecánica de un buen chiste, sino que también tienen un buen sentido de la cultura y los gustos del público. Un chiste que triunfa en un sórdido club nocturno de Nueva York puede no gustar tanto en la cena de entrega de premios de una empresa. Y si vas a cruzar fronteras e idiomas con tu chiste, tendrás que planificar tus movimientos de forma aún más estratégica.

Cuatro formas de traducir un chiste

A todo el mundo le gusta reírse, pero si alguna vez has visto una película mal traducida/doblada, sabrás que muchos chistes se pierden en la traducción. Algo que es un desmadre en griego puede resultar completamente disparatado (y no de forma graciosa) en francés. Dado lo difícil que es transmitir el humor en otro idioma, los traductores suelen tener un poco de margen y creatividad para intentar que las cosas funcionen. A continuación se ofrecen cuatro opciones para traducir un chiste.

1. Traducirlo literalmente

Digamos que hay un chiste en un guion en español -.

«¿Qué hace el pez?» (What does the fish do?).

«Nada.» (nada/nada)

En español, el chiste funciona porque las palabras para «nada» y «nada» suenan y se escriben igual. Después de una fracción de segundo, el doble significado encajará para los oyentes y entenderán por qué es una broma. Pero si se traduce literalmente a la versión inglesa, se obtiene:

«¿Qué hace el pez?»

«Nada.

¿Ja, ja? No. Simplemente no funciona. Muy, muy pocas veces una traducción directa funcionará para un par de idiomas, y por eso una traducción literal suele ser el peor camino a seguir.

2. Cambiarlo ligeramente

Esto significaría utilizar un chiste con un juego de palabras y un tema similares, si es posible. Un ejemplo en inglés podría ser

«¿Por qué los peces no juegan al baloncesto?».

«Porque tienen miedo de la red».

Con esta opción mantienes la temática de los peces y además te apoyas en el doble sentido de una palabra, «red» en este caso.

3. Cámbialo por completo

A veces no se puede replicar bien el tema, sobre todo si se trata de una referencia a un famoso o a un tema que el público extranjero no captaría fácilmente. Un chiste sobre el escándalo Hrithik Roshan-Kangana Ranaut puede matar entre los fans de Bollywood, pero para un público más amplio, probablemente sería mejor optar por una revisión completa. Para conseguir una carcajada, puede que tengas que recurrir a algo más específico de una cultura, como:

«¿Cómo se quemó la lengua el hipster?».

«Se bebió el café antes de que estuviera de moda».

Dependiendo del contexto del original, esta es probablemente la forma más fácil de hacerlo para un cuento o un guion de cine, y la que verás a menudo en traducciones de películas de comedia.

4. Sáltatelo

Sinceramente, si no es un punto argumental importante en una historia o película, puede ser mejor simplemente evitarlo por completo en lugar de llamar la atención sobre un clunker fuera de lugar y sin gracia.

Un intérprete japonés encontró una forma novedosa de hacerlo. En 1991, el ex presidente estadounidense Jimmy Carter decidió empezar su discurso en una universidad japonesa con un chiste. Para su agradable sorpresa, el chiste, traducido al japonés, provocó carcajadas. Tras el discurso, el ex Presidente Carter dio las gracias al intérprete y le preguntó cómo se le había dado tan bien traducir el chiste. El intérprete confesó que había dicho: «El Presidente Carter contó una historia divertida. Todo el mundo debe reír«.

Sobre del autor

Justin Benton

Justin Benton

Justin Benton es un escritor y profesor de inglés radicado en Colombia.