Las diferencias culturales son impactantes porque nuestro instintivo «sentido común obvio» puede ser de hecho un «completo disparate» en una cultura diferente. Estas diferencias suelen estar ocultas a simple vista, y en lugar de debatir cuál es la «correcta», lo importante es simplemente reconocer que están ahí.

Piensa en tu reacción inicial ante la idea de un hombre comiendo estofado de pollo con las manos. Suena sucio y de muy mala educación, ¿verdad? Pues bien, en Marruecos, comer manjares locales como el tajine con las manos es una tradición consagrada. Ahora piensa en una mujer sentada en un parque público con una camiseta. Nada del otro mundo, ¿verdad? Pero en Arabia Saudí, esa muestra de inmodestia puede ser motivo de acoso e incluso de vergüenza pública para una mujer.

Cada cultura y cada país tiene sus propias normas sobre el espacio personal, las señales no verbales, el concepto de autoridad, etcétera. Hay que respetarlas, sobre todo cuando somos visitantes, y evitar dejarse llevar por los estereotipos simplistas: «En Francia nadie se toma en serio el trabajo» o «Los estadounidenses son estirados y fríos. Qué asco».

Una diferencia cultural importante que puede causar importantes problemas personales y profesionales es el concepto del tiempo, concretamente los conflictos entre culturas monocrónicas y policrónicas.

¿Qué es una cultura monocrónica?

Una cultura monocrónica ve el tiempo como un recurso limitado, y hay que agarrarse a esas arenas del tiempo mediante la puntualidad, los horarios y una delimitación estricta entre el tiempo de trabajo y el tiempo de ocio. En una cultura monocrónica, la lista de tareas pendientes se repasa de una en una y no se descansa hasta que el trabajo está terminado. Aquí es donde oirás frases como «El tiempo es oro» y «Manos a la obra». ¿Se le ocurren algunos países en los que esto sea la norma? Seguro que te vienen a la cabeza Alemania y Estados Unidos.

¿Qué es una cultura policrónica?

Como su nombre indica, una cultura policrónica ve el tiempo como algo en lo que experimentamos múltiples cosas al mismo tiempo. Reina la flexibilidad, ya que se esperan interrupciones y retrasos en todos los proyectos. Lo importante son las relaciones, no la eficiencia extrema, y los proyectos se completan juntos. Una perspectiva interesante es que en las culturas policrónicas, «se da más valor al ‘ser’ que al ‘hacer

Choque cultural entre policrónicos y monocrónicos – Un estudio de caso

Cathy, de California, se traslada a Buenos Aires para montar un servicio de guías turísticos para turistas angloparlantes, un mercado potencialmente lucrativo. Alquila una pequeña oficina en Recoleta, contrata a algunos lugareños bilingües y se ponen manos a la obra. A medida que ella y su equipo van haciendo planes para el pub de Palermo y la visita al estadio de Boca Juniors, empieza a enfadarse un poco con ellos porque siempre quieren charlar y escuchar música mientras trabajan.

Está estresada por el plazo de entrega que se había fijado. Despide al informático porque ha llegado tarde a varias reuniones de equipo. A medida que se acerca el plazo autoimpuesto y cada vez más gente la interrumpe con preguntas y peticiones al azar, un día explota y convoca inmediatamente una reunión de equipo. Deja claro que quiere que la gente se tome el trabajo más en serio. Deja la tertulia, las pausas para fumar y el consumo de alcohol entre compañeros para después del trabajo. Se acabó la música en horas de trabajo.

Uno de los empleados dimite a los pocos días. Los que siguen allí dedican supuestas horas de trabajo a buscar nuevos empleos en Internet. El progreso se ralentiza y tiene que despedir a otro miembro, pero no encuentra un sustituto decente. Cuando por fin se pone en marcha el servicio, la gente está decepcionada con el recorrido y le dedica malas críticas. La empresa cierra al cabo de 9 meses.

Cómo sortear las diferencias en la percepción del tiempo

La clave para prevenir posibles pasos en falso es comprender que existen estas diferentes culturas del tiempo. Tanto si eres el becario más humilde como si eres el director general, tratar de imponer tus propias creencias en un lugar de trabajo nunca va a ser la mejor manera de hacer las cosas. Anticípate a los problemas relacionados con el tiempo y, si se vuelven potencialmente problemáticos, sácalos a la luz. Discute qué es esencial, qué es flexible y cómo puede lograrse todo. Y hazlo inmediatamente. No hay tiempo que perder.

Sobre del autor

Justin Benton

Justin Benton

Justin Benton es un escritor y profesor de inglés radicado en Colombia.